martes, 29 de junio de 2010

Niños de un campo rural venezolano, pudieron bailar en Brasil

-->Flor Córcega con el reconocimiento recibido.

-->
Flor Córcega: “Nuestra fundación tiene origen campesino y rural, pero eso no ha sido obstáculo, para que el baile de nuestros niños sea profesional”

Por Alex Vallenilla


-->
El esfuerzo de la Fundación Danzas Grillitos de Putucual, se vio recompensado con la máxima puntuación del jurado, del XXIX Festival Internacional del Folklore de la ciudad brasileña de Caruarú, efectuado el pasado mes de marzo (2008).

Flor Córcega, directora de la Fundación explica sobre el trabajo de los “grillitos” y detalles del evento en el que participaron Portugal, Polonia, Rusia, Canadá, Letonia y desde luego Venezuela, representada por niños y adolescentes del poblado rural de Putucual, del municipio Bolívar, en el estado Anzoátegui.


-->
-¿Cómo surgen los “grillitos”?
-Desde 1983, un grupo de amigos comenzamos un trabajo en la zona rural, vimos que en Putucual había niños que se dedicaban a cazar pájaros y bañarse en los ríos, lo vimos como un semillero y comenzamos a hacer talleres de teatro, buscamos artistas y personas que nos ayudaron a llevar cultura a esa zona, al principio empezamos con 25 niños, luego se pudo crear la Fundación, se le dio el nombre “grillitos”, porque al llover en Putucual, se oyen sólo conciertos de estos insectos.


-->Los trajes típicos de Venezuela causaron furor en el festival carioca.

-->
-¿Cómo hicieron para que los niños se incorporaran al baile?
-Primero recibimos mucho apoyo de gente foránea, luego se empezó a organizar velorios de la Cruz de Mayo, llevamos incluso a Un Solo Pueblo, al Grupo Madera, que se instalaban en el pueblo una semana y produjo un impacto que motivó a que los niños se animaran a baliar en los “grillitos”.

-Actualmente ¿Cuántos niños hay y cómo realizan el trabajo?
-Son 22. Hoy hay personas adultas y los consigo en la calle, me dicen, profesora ¿me recuerda?, yo bailé en los “grillitos”. Nuestra área es la danza típica, recibimos ayuda de especialistas, por ejemplo de Francisco Tirado, quien es investigador de la danza folklórica.

-¿Qué sucede en la comunidad con los “grillitos”?
-Ha habido un impacto social, Putucual no era conocido, al pueblo ha llegado mucha gente de afuera, los niños y adolescentes son embajadores de ese pueblo, de Anzoátegui y de Venezuela, muchos de nuestros niños, cuando han salido a presentaciones, van por primera vez fuera de Putucual, porque sus padres son pobres, tenemos muchas anécdotas, de cuando ellos han estado en sitios que nunca imaginaron.
-->Niños y adolescentes de Putucual se convierten en embajadores de Venezuela

-->
-¿Dónde han estado?
-La última vez en Brasil, en marzo, en el estado de Penamburco, estuvimos entre músicos bailarines y técnicos, 35 personas, presentamos once bailes venezolanos, fue interesante, nosotros por cada baile teníamos un vestuario, los otros países siempre utilizaron el mismo, eso impactó mucho a las demás delegaciones. Los bailes fueron Mare-mare, calipso, los giros de San Benito, Sebucán y otros, allá quedaron sorprendidos porque recibimos ayuda del Estado, las otras delegaciones, de los otros países, se tienen que costear sus gastos, en este viaje nos ayudó también Pdvsa Gas.

-¿Recibieron algún reconocimiento?
-El festival no es competitivo, pero se califican las agrupaciones por su desempeño integral, no sólo se mide la calidad artística, sino el aspecto social, en esa evaluación logramos cinco puntos, la máxima, todos los integrantes recibieron un certificado y la agrupación tuvo un reconocimiento, que nos ayudará en el currículo, para participar en el festival de Cali en Colombia, en octubre (2008).

-->El joropo venezolano fue visto en Brasil

-->
-¿Cómo se integra un niño a los “grillitos”?
-Muy sencillo, es una organización abierta a todos, claro estamos en Putucual, es para los niños de la zona rural, no se cobra por la enseñanza, ni por la participación, todos los vestuarios y accesorios los paga la fundación. Es un aporte social, porque muchos de los que han bailado en los “grillitos”, sé que son personas integrales y tienen una formación.

-¿Qué es lo que más le conforta de Danzas Grillitos de Putucual?
-Una vez fuimos a Margarita y nuestros muchachos se sorprendieron porque nunca habían visto el mar; hemos sido mal vistos por jurados, porque hacemos énfasis en el origen campesino de la agrupación, pero eso no ha sido limitante para que nuestros jóvenes sean profesionales del baile y arranquen las mejores ovaciones en los escenarios en los que hemos estado, hemos ganado festivales, en medio de controversias por los epítetos discriminatorios, pero la cultura y el baile popular, ahora son tomados en cuenta por el gobierno y el nivel que tenemos es de calidad.

Fotos: Fundación Grillitos de Putucual / Alex Vallenilla.

domingo, 27 de junio de 2010

Un circo de juguetes convirtió a todos en niños


Humberto Rivas: “en Latinoamérica hemos aprendido a hacer de todo, con este arte”, señala con una resignación muy satisfactoria

Por Alex Vallenilla

Nada como la magia de los títeres y marionetas de Humberto Rivas, para convertir a cualquier adulto en niño, cuando presenta en algún sitio abierto o cerrado, “El circo más pequeño del mundo”, un espectáculo, de un maestro de los juguetes, con un lenguaje universal, la música, y las peripecias de los leones, las cebras, los maromeros, los monos, el lanzador de fuegos, la cuerda floja, un payaso escalador y una colorida banda musical de madera.

Barcelona tuvo la fortuna de tener en sus calles, a los ingeniosos del Taller de Marionetas Colibrí, del estado Mérida, que han viajado por casi todo el mundo con su acto circense.
Al iniciar la presentación, Rivas convence de una vez, la banda de música hecha de madera, se mueve al compás del sonido del ambiente, propio de todo circo. El juguete implica mecanismos que mueven a los pequeños trompetistas y timbaleros de madera.

Pequeñas jaulas con animales en miniatura, diseñados por el juguetero y sus alumnos, forman una fila que muestra a niños y grandes, con una sonrisa marcada en sus caras, lo que a continuación se convierte en un episodio que lleva a todos a fusionar su imaginación con los juguetes, el trabajo histriónico de Rivas hace que todos ilusionen y vean un circo de verdad.

La delicadeza y finura de los diseños, la consabida combinación de colores, los notables contrastes y lo más importante, la mágica habilidad, con insondable maestría, de dar vida a juguetes, con el arte del titiritero, hacen de casi una hora, un momento en que las miradas y las sonrisas convierten en infante al más renegado.

Sí alguien, se sintió sensibilizado con la historia de “Pinocho”, Rivas le hará olvidarla. Porque él explica que ha estado en Europa y EEUU, y el espectáculo que monta, solo en ocasiones y con un par de ayudantes en otras, en esos países lo haría un equipo de más de diez personas. Hace de “Gepetto”, como creador y de “hada madrina”, para dar vida a los juguetes, al mismo tiempo, “en Latinoamérica hemos aprendido a hacer de todo, con este arte”, señala con una resignación muy satisfactoria.

Así empezó
Rivas de 51 años, aprendió este noble y particular oficio con el argentino y maestro titiritero Javier Villafañe. Éste llegó a Mérida, cuando Rivas apenas tenía 12 años. El argentino en un trabajo de investigación, hizo una recopilación de cuentos para niños, relatados por estos y publicó una obra titulada “Los cuentos que me contaron”.

“Se produjo un movimiento de titiriteros, Villafañe logró impregnar a todos, en los campos encontró un cuento, “La gallina que se volvió serpiente” y “Los cuentos de Oliva Torres”, luego, con Paulino Durán hicieron la ruta del Quijote en España, a partir de entonces, supe que debía hacer títeres y marionetas para el resto de mi vida”, cuenta el artista.

Su primer muñeco se llamó “Perico el tonto”, luego tuvo que investigar mucho para diseñar escenografías y utilerías, así como la creación de historias. Junto a ese proceso tuvo que dominar oficios como la carpintería y el tornado de madera, todo ello para construir su propio teatro de marionetas.

“Villafañe nos ayudó a instalar las salas estables, surgieron en las universidades, el Cantalicio de la UCV, el de la LUZ, que fue muy famoso con la pieza “Chimpetachampata” y nosotros que fuimos y somos los que damos vida al teatro de marionetas de la ULA, pero hoy hemos sido arrinconados, la experiencia no se ha renovado”, dijo con pesadumbre.


Rivas comenta que casi todos los titiriteros están jubilados, quedan algunos con bolsas de trabajo en los departamentos de cultura universitarios y ellos que se niegan a desaparecer; él y sus alumnos continúan su labor, sostenida con talleres de formación y los juguetes que venden, puesto que ha logrado convertir esa actividad en una forma de vida sustentable.


El circo
Cuando niño nunca podía ver un circo de verdad, sólo los que notaba en libros, la situación geográfica de su ciudad natal, Mérida, no permitía que llegaran las caravanas de cirqueros que montaban sus carpas en Barinas, “así encontré el motivo principal de mi teatro, al principio era de quince minutos, hoy ya es de una hora, se ha trabajado mucho, todos su movimientos están muy pulidos y precisados, así como la calidad de los juguetes”, dice.

Asegura que es un crítico, “los monitos dentro de la jaula yo los veo como América Latina, porque seguimos reafirmando nuestra postura política, los juguetes pueden darnos identificación y pueden enviar un mensaje que tenemos que seguir como hermanos latinos en la lucha, no es un panfleto, es la crítica, el movimiento cultural hoy tiene que tomar banderas por el calentamiento global, la contaminación y otros problemas”, señala Rivas.

El juguetero dice que Venezuela tiene enorme potencial, compara con Colombia, donde hay espectáculos de mucha calidad, “Bogotá tiene 70 millones de habitantes y tiene siete salas estables, en Mérida hay 800 mil habitantes y tenemos dos salas, no estamos mal en ese sentido, acá podemos crear mucho más”.

Su experiencia ha sido replicada en Colombia y en Caracas, incluso sus hijos, uno ingeniero y otro abogado, están construyendo sus propias versiones del circo, han logrado establecer un museo del títere, tienen 20 espectáculos distintos y una sala de expresión infantil.

Fotos: Alex Vallenilla.