miércoles, 16 de mayo de 2012

Encuentro con la historia de Alfredo Almeida y sus amigos


El visionario que dejó su obra a su pueblo


“Donde es menos conocido Almeida es aquí en su propio pueblo, en Francia es reconocido como el dibujante científico más destacado de Latinoamérica”

Por Alex Vallenilla

Onoto.- Cuando alguien en Venezuela, escucha el nombre “Alfredo Almeida”, es posible que lo asocie a los dibujos científicos en los libros de biología de Serafín Mazparrote, pero si se hace un breve recorrido por la población de Onoto, en el municipio Cajigal del estado Anzoátegui, se podrá comprobar, que “el profesor Almeida”, dejó un valioso legado sobre las artes, la ilustración, las ciencias naturales y la cerámica indígena.

Muchas de sus piezas están desperdigadas en Onoto, en casas humildes las atesoran como parte de la prueba de que “yo fui alumna o alumno de Alfredo Almeida”, “yo lo conocí”. Este creador siempre supo que su obra era valiosa, pero casi toda la donó, la regaló a sus amigos más queridos y dejó su enseñanza a muchas personas.

Parte de la serie de peces que clasificó y pintó Almeida están en la Casa de la Cultura de Onoto. AV

“Él fue un onoteño, que luego de un activo itinerario, regresó a su pueblo para hacer una escuela de pintura y un museo permanente, en esa ocasión no tuvo el apoyo, no lo aprovecharon, un dibujante, pintor, calígrafo, taxidermista, investigador, el logotipo de los títulos de la Universidad Central de Venezuela es obra de Alfredo Almeida, aunque muchos no lo saben”, relata Ramón Celestino Morfe, un habitante de Onoto que compartió mucho con el desaparecido artista.

“El profesor” estuvo siempre en las zonas rurales cultivando el arte con la arcilla / Foto: Cortesía de Eneida Guerra.

No sólo hacía ilustraciones y pinturas, también se dedicó al trabajo con la arcilla, Almeida dejó conformada la Escuela de Cerámica Indígena y Campesina en el estado Aragua, “allí estuvo con niños de etnias indígenas del país, se le encontraba siempre con más de 60 niños en su casa en Sabaneta, en que se cultivaba la misma cultura indígena con la arcilla, eso lo han ignorado”, reclama Celestino.

Este hombre tiene en su vivienda, dos cuadros que hizo el pintor especialmente para él, “pero yo creo que donde es menos conocido Almeida es aquí en su propio pueblo, en Francia es reconocido como el dibujante científico más destacado de Latinoamérica, dibujó libros científicos para La Salle, clasificó peces y describió parte de la fauna venezolana”. Morfe dice que Almeida se perdía en ocasiones, cuando tenían tiempo sin verlo, es porque estaba internado en las zonas rurales trabajando con indígenas.

En 1988, en un cumpleaños suyo. / Foto: Cortesía de Eneida Guerra

“Me gané un cuadro de Almeida”
En 1988 un grupo de amigos celebró su cumpleaños, Almeida entonces donó uno de sus cuadros para una rifa, a modo de recoger fondos para una fundación, se lo ganó Lidia Vega, quien pudo conocer al “profesor”, “compre un número en diez bolívares, lo hice porque me gustaba el cuadro, era un hombre del pueblo y fue gran amigo nuestro, al saber que lo había ganado sabía que tenía algo valioso, ahora me han ofrecido mucho dinero por ese cuadro, novillas, toros, yo no lo cambio por nada”.

“Rabipelao”, parte de la serie de la fauna venezolana reproducida en serigrafías. AV

Relatos de sus seguidores
Juana Ledezma es una sencilla mujer que también tiene en su poder algunas de las producciones del profesor Almeida, una serie de serigrafías de la fauna venezolana, excelentes piezas realistas, ilustradas con técnica de tintas chinas y reproducidas con serigrafías. “Quise aprender con Almeida, aunque no tuve el tiempo suficiente, valoro lo que tengo en mis manos, las serigrafías me las regaló su hijo, pero una de las mejores obras que he visto de Almeida es un cuadro que está exhibido en la Alcaldía de Onoto, en que se muestra todo el Unare”.

Portada de uno de los libros que Almeida hizo totalmente caligrafiado. AV

El señor Emerio Trocel, compañero de trabajo de Alfredo Almeida, relata que el profesor era una persona sana hasta en sus hábitos alimenticios, “se cuidaba mucho, no comía mayonesas, mantequillas, cosas fritas, trabajamos juntos en el Ministerio de Agricultura y Cría, él era el pintor del libro “El Agricultor Venezolano”, una revista del ministerio, era un hombre de izquierda, se declaraba como comunista, nunca le faltó un chinchorro”. En la casa de Emerio reposan dos cuadros que reflejan lagunas y parte del Unare, donde pescaron juntos.

Tal como lo recuerda Trocel fueron los libros de su autoría, hechos a mano, caligrafiados totalmente y reproducidos con la técnica de la serigrafía, como “Jivikobee Kanali”, sobre cerámica Jivi y todas sus técnicas.

Uno de los cuadros en la casa de Trocel, en que Almeida muestra donde estuvieron pescando juntos. AV

Para Eneida Guerra, lo más importante de la obra de Almeida fue dejar a muchos su conocimiento, “muy pocos lo valoramos, yo aprendí mucho con el profesor, en Onoto habemos seguidores de Almeida a pesar que no está con nosotros”, relata Guerra mostrando junto a Cecilia Espinoza, coordinadora de la Casa de la Cultura de Onoto, varios cuadros que el profesor Almeida donó a esa institución, “son los cuadros originales de los peces que una vez aparecieron en las series de las cajas de fósforos ¿recuerdan?”.


En la casa de Isolina García, otra alumna del profesor quedó un horno que él mismo le enseñó a fabricar, “ya estaba mal de salud, pero aprendí a trabajar la arcilla, siempre le pido que me guíe y más sabiduría, fue como un segundo padre, si tengo que decir algo del profesor tiene que ver con el corazón, con lo que me enseñó, me especialicé como artesana, he salido a representar Onoto”.

Cuadro de Almeida exhibido en la Alcaldía de Onoto, en que representa al Unare, y sus riquezas naturales. AV 

“Al profesor Almeida nunca le faltó un chinchorro”. Foto: Cortesía de Eneida Guerra

Ramón Celestino Morfe, amigo de Almeida. / AV
Eneida Guerra, artesana y ex alumna de Almeida. / AV

EmerIo Trocel, ex compañero de trabajo del profesor Alfredo Almeida. / AV

3 comentarios:

Unknown dijo...

Fue para mi un placer y una gran lección encontrarme en mi juventud con el profesor Almeida. Lo recordé toda mi vida como un excelente pintor y fue por eso que me decidí hoy buscarlo después de unos 45 años. Ambos colaboramos para la misma editorial, el pintando bellísimos pájaros y yo ilustrando portadas. Gracias por dejar estas enseñanzas al alcance del público para que ojalá prevalezca en nuestra memoria su labor por muchos años.

c.c.h.c dijo...

Interesante información y reseña contactaremos a las personas mencionadas para solicitar apoyo en un conversatorio que pensamos realizar el día de su natalicio en el centro cultural higuaraya capanaparo en maracay,
Muchas gracias por la información.

Oswaldo Subero en el Museo de Maracay-Venezuela dijo...

Por favor deseo la fecha del fallecimiento y donde fue ese deceso del Maestro Alfredo
Almeida. Gracias por su atención.